Hoy es un día como cualquier otro.
No tiene porque ser mágico.
Raro.
Nada espectacular tiene que pasar.
Es un día común y corriente.
Las horas pasan libres.
Un día normal, común.
Simple sobre todo.
Sin pensamientos rebuscados.
Así debió ser siempre. Ahí está la magia.
Al ser un día común a la vez todo puede pasar.
La idea es disfrutar el día.
Esas horas que contiene.
De una manera sencilla.
En soledad o en compañía.
Felices o tristes.
Y así transcurre el día sin más complicaciones.
La cuestión en si es aceptar el estado que te envuelve.
Enojo o alegría. Disgusto, melancolía. Nostalgia, enfado. Sea cual fuere el estado, dejar que tenga sentido.
En este día común y corriente.
En este eterno presente.
Al punto de abrir una puerta y encontrar sentido de existencia real.
Respirando al caminar.
Sonriendo a alguien que nos gusta.
Abriendo también la puerta de la intuición.
Sea cual sea el estado, en el momento en que tiene sentido, da lugar a la intuición.
Una puerta que se abre de par en par.
Para usarla con inteligencia y sencillez.
Decidir que me hace bien.
Que quiero.
Querer saber lo que quiero.
Darme cuenta que es un día común.
Y es mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario