Las estaciones no eran estaciones. Sino una época.
Cuando niña, solo había aroma a flores recién nacidas. O divertido viento jugando con hojas amarillas en la vereda. O un momento de lluvias calientes y pesadas gotas. Y esas ganas de abrazar si comenzaba a hacer frío.
Quisiera vivir sin razonar.
Si va a hacer frío o calor.
Sin analizar lo que pasa o deja de pasar.
Quisiera como esa niña que un día fui vagar toda la eternidad.
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