Puede que digas algo
y de oportuna manera ser escuchado.
De alguna manera ese deseo
se vuelve algo que esperabas fuese tuyo.
Es la situación que ensambla.
Y nuestras lenguas se frotan
y el corazón se alborota.
Es esta situación que tirada al azar,
como una moneda, te rescata;
de una suerte de imprevistos.
¿Qué más puede pasar?
Sacarle la tapa a la realidad.
Las emociones nunca se aquietan.
Calma.
El silencio es lo único que aquieta las propuestas
que le hace mi mente al alma.
Y tu resaca.
Sos la rama de las palabras
por las que te vas.
Ramas de un árbol que se calla
al llegar al paladar de mi tímpano.
Que degusta y asimila.
Pero no deja de filtrar.
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