Si un maestro antiguo se pusiera en lo zapatos de un hombre cotidiano, si bajara ese peldaño. Aventurándose. Pudiendo enfermar de un rutinario paseo por la vida del hombre ordinario, pero esta vez sabio. Es el maestro a sus pies. Su conocimiento es la intuición, que lo lleva a querer extraer,
a aterrizar de cabeza en su ser.
No ve para creer. Lo siente adentro arder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario