Somos un terrón de azúcar,
de esa que no fue refinada.
¡Somos poros!
¡Somos alma!
Y me endulza la granola de tu besuqueo,
porque arrulla si,
como a un bebe,
ese dulce terrón.
Que de entre tus labios se deshace
y entre tu pelo se pegotea,
se desordena y deshoja la caña de tu mirada,
de a tragos la absorbo y me empapa.
Cual café seco estoy,
me abordas
y te tomo de un sorbo.
Tu exótica piel dulcifica,
aglomerada estoy entre tus piernas.
Tu sonrisa terrón de azúcar.
Esa sonrisa golosina,
se desborda hacia tus ojos.
¡Tus ojos mi terrón!
suavizan la amargura que hay esta mañana en mi café.
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