Cada segundo que pasa, las imágenes en mi mente se resumen en pensamientos.
Se desarrollan ideas o preguntas que no tienen respuestas.
Y se disuelven, pasan de largo…
Imágenes, rostros, personas.
Situaciones.
Las revivo.
Siempre en mi mente.
Y el corazón mira, mientras come unos pochoclos dulces.
Me da risa la situación que acabo de describir.
Los ojos queriendo llorar, queriendo reír.
Tus ojos me miran de nuevo. En mi mente. Siempre en mi mente.
El corazón se queda dormido, se aburrió de la película. Y la mente se quedó sin guion.
En un bucle.
Mis días.
Son míos.
¿Son míos?
Respiro.
Se callan las voces.
Inclino la cabeza.
Entrecierro los ojos.
Cambia la perspectiva…
¿Cambia la perspectiva?
¿De qué?
De todo.
De cómo me ilusiono. Como una niña.
Los ojos quieren llorar.
La sensibilidad inunda la mente y la gotera moja al corazón. Pero este abre el paraguas. Y sigue comiendo pochoclos.
Ja.
Creo que el amor propio lo tiene contento. Al corazoncito.
Se la re banca el corazón.
Se mojan los ojos. Solo eso.
El cielo nubla.
El sol.
¿Saldrá acaso más tarde?
¿Más temprano?
Que salga el sol.
Que haga lo que quiera. Mira si lo voy a apurar.
Como te apure a vos…
Te descubrí corazón.
Elegiste mal.
¿Elegiste mal?
Nunca.
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