Me quedo acá, en esta sensación. Con esta tentación. De nunca saber, de nunca saber.
¡De siempre querer!
Despiadada con el corazón. No hay razones. Y el encanto se vuelve algo más inoportuno aún. Porque la voz que escucho me hipnotiza. Un hormigueo. Que muerde todo el ser.
Y es protagonista, sin actitudes. Ni rechazos, ni pensamientos, ni banalidad. Ni nada de todo eso que ya fue dicho.
Es algo nuevo, algo que nunca sentí. Una sensación como cuando te empezas a excitar y queda ahí trabada.
En loop.
Y queda apretando el botón de enter. Y muerde. Muerde. Aprieta. Aprieta más. Sigue. Hormigueo.
Calma.
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