Desespero en el juego del amor.
Me pierdo en pensamientos obsesivos,
que quiero desterrar y obligar a un exilio permanente e imperecedero.
Corro tras tus pasos,
creyendo pisar tus huellas
y alcanzo a encontrar solo el barro que dejan tus pisadas.
Siento la injusticia de esta incesante mente pensante y me aferro,
atenuando el dolor,
con ganas,
al pensamiento de que me amas y te amo.
Inquieta,
intento seguir con mis días,
como si no fueras todo lo que abarca mi mente,
preocupada e inestable,
como un día soleado que comienza a nublarse.
Repentina e incuestionablemente caigo en un dilema,
de hacer impulsivamente algo que llame tu atención,
pero nada sirve.
Me niego a controlar esta situación que me es imposible retener siquiera
y entender aunque sea un algo,
un poquito,
un puñado de todo lo que me decís,,
de lo que vivimos los últimos meses.
Ya no puedo y me niego a hacerlo,
solo quiero ser feliz y seguir pensando que me amas y te amo.
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