Hace rato no me lamentaba del pasado. Supongo que hay huecos que nunca pero nunca se llenan y cuando algo causa más vacío, solo se siente un poco más y revive algo que ya está ahí hace mucho tiempo…no me gusta, ni me copa el estado de victima que pude largar ya hace varios años. Ni conmigo misma. Esta auto conmiseración, es molesta. O al menos delata un pensamiento que así lo percibe. Estalla una vez más el alma, y aún así esta serena. Entonces lo que se perturba es la mente. El aglomerado que cubre al corazón que se parte una vez más y los escombros hacen ruido al caer…todo eso pareciera ser el alma, pero no lo es. Son solo emociones y pensamientos. Ilusiones. La personalidad, el ego haciendo un berrinche pelotudo. El conocimiento sacando inferencias. Lo acumulado que pide formar parte de la obra actual. Mascaras de actores que ya fueron despedidos. Ya no están en el set de grabación. ¿O es una obra de teatro? Ya no aparecen sus nombres en cartelera. ¿Quién aparece en cartelera? Ese nombre se cansó de actuar también. Mi compendio para todo esto es: bienvenida las personas que me quieren. Que me aceptan tal cual soy. Lo que ves es lo que soy. No hay más. No imagines otra cosa. Es eso que ves. No es divertido ni aburrido. No es un juguete. Es una persona. Un ser humano. Humana. Respirando. Queriendo sobrevivir otro día en el planeta. Queriendo encontrar el sentido, un día más. En este mundo. ¿Queriendo ser feliz? Y si, por supuesto…y si eso no es posible: al menos paz. Al menos, mis amigos. Al menos: el sol que me acaricia y algunos recuerdos que anidan mi corazón y se vuelven dulces como un higo recién sacado del árbol. Y el andar que no se detiene me obliga a retener la alegría que me acompañó de chica. Una alegría que casi era una persona más. Era yo, y esa persona alegre que me ayudaba en todo. Era casi una sensación. Bastante indescriptible. Cosmogónica. El hecho de vivir con esa alegría, creo que me salvó de tanta tristeza, de ese nudo constante en la garganta, el pensamiento y el pecho. Pero eso es la vida. Un nudo. El principio, ¿Quién puede acordarse? El nudo constante del presente. El desenlace ¿Quién sabe cuál será? Lo que importa es el nudo. Y la persona alegre que no sé porque se encariño conmigo. Y nunca me dejó. Ojalá se quede. Hasta que todo termine.
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