sábado, 3 de enero de 2015

Desvanecimiento

Sabiendo cuanto calor hacía
no importaba la niebla
no importaba si se distinguía el horizonte
o si la gente todavía dormía. 
El calor te ponía de buen humor.

Pero ahora es demasiado.

Las palmeras reían con las cosquillas de la brisa matutina
y las aves perdidas del vuelo plural, se divertían en una danza solitaria.

Hoy lo recuerdo en un "mañana".

Los transeúntes obligados de rutina salían a caminar su deporte.
El gran ventanal dejaba contemplarlos. Y el diario hacía su entrega habitual.

Solo querer que todo sea como antes.


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