martes, 10 de abril de 2012

Cuando es fácil

Que fácil es para los enamorados que crían emoción, sin añadir lo perfecto de sus minutos, varios de ellos al día.


Que las abejas cubran con su manto las luces de la noche habiendo estado sin dormir, habiendo logrado bostezar placenteramente. 


No capté la luna. Ni su forma ni su brillo.
Ningún espectáculo, solo vi el cielo gris intenso. 
No decía nada, pero tampoco callaba.
Oí un susurro al pasar unas nubes enamoradas que chistaron, casi en forma de queja: Isla Gorriti se ve tan bella, esta vista es preciosa.


Lo cual ando sabiendo.
¿Qué admiraría sin las estrellas fugaces? 
¿A quién compartiría mis deseos sino a aquellas que todo lo sufren? Atravesando cortezas que nada tienen en común con la cascara de un zapallo.


Fácil es decirlo. Salí de este encierro. 
Ve y haz algo por la Patria! 
O por los menos valora tu tiempo en el planeta! 

Pero para los enamorados nada es difícil, cero estorbos, nada padecen, porque de la nada sienten que son invencibles!


Pues callando y cayendo la gracia un día es inevitable no sentir lo terrible de su pérdida.
Pues digamos diciendo por decir, que pasando los buitres, si te ven, y estas quieto, tu los llamas.
Pero si no les das importancia hasta tu más terrible agonía los hace huir.


En un lago casi salado hundo mis pies y aquellos enamorados desfilan otra vez.

                                                                                                                                                  Fecha de creación: 21 de diciembre del 2006  

lunes, 9 de abril de 2012

Pétalos

Cuanta insatisfacción.
Sabor de calles habitadas por rayos desorientados.
Sube la realidad lisa y llana como la corriente de mi sangre que hierve.
Pétalos purpuras se extienden y me comen viva.
Es todo lo que soy, es todo lo que ves, es todo lo que seré.
Pétalos purpuras aclaman protagonismo.
Dejo de brillar, me enciendo, te reclamo un momento.
Solo  puedo escribir en tu piel de niño, solo puedo apreciar tus ojos avellana.
Miran más no me ven.
Quiero el cielo entero para apaciguar la crisis.
Subo a su encuentro pero las nubes me conmueven.
El disturbio deja de ser para ser silencio.
Caen gotas a los costados de las mejillas.
El mal humor tropieza peregrino.
Y Caigo en el rumor, de un sábado más parecido al ayer, que al hoy que vivo.

                             

martes, 3 de abril de 2012

Al mal tiempo buena cara

Sonríe y abre paso a la pelusa razonable y aquietada, hasta la  punta del lápiz, que dejó una miguita allí, muy allí y allá, acá justo ahí debajo o quizás arriba del renglón. Que pisó la punta de mi pulso y sopló la pelusa vagabunda e inquieta, azul grisácea marioneta divulgada en cuatro esquinas. Cuatro sabrosas mandarinas resbaladizas y dormidas en el sillón o en aquel puf dormilón, quebrantado de quejas, armado de chuletas carcomidas por un león ¡y que fiera tan temible! y que boca tan plateada a la luz de la luna.
Y ese aullido profundo erizó el pelaje del lago pintado de sombras, flameado de hongos invernales, fríos fallidos falsos. 
Fósforos que laten en la caja del verano que atrás quedó y ya no más fogatas. Hoy hay calor y hay dolor y que paraguas me abrió esa sonrisa y el sol.