Hay una turbulencia que callo.
Igual se siente.
No necesita palabras.
Entonces todo tiembla...
Hay un sin fin de críticas que prefiero no escuchar.
Prefiero esta vez, mirar el vaso medio lleno, que para hablar mal están todos apuntados con un boletín sobresaliente de abanderados y puntuales en primera fila.
Hoy quizás fue el sol brillando detrás de una nube grande que me dio esperanza. Pero la humanidad tiene mucho ego y del malo.
Si, a veces siento envidia o cosas peores, no me sorprende que las personas sean así.
Pero hay una decadencia antigua.
No se quien lee.
Pero escribo para no llorar, que nada soluciona.
Igual el mundo gira y las generaciones padecen la gran noche de embriaguez para olvidar.
Pero otra vez, no hay que olvidar más de la cuenta.
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