Llueve
torrencialmente y me animo a escribir un poco. Las calles se están limpiando y
las mentes sucumben al ruido blanco. Socavar en el porqué de las cosas ya no
tiene éxito. La motivación confluye hacia la evolución de algo más. Todo puede
ser, y va a ser. Lo que no, sucumbirá. Pero en el devenir de los tiempos se
avecina una fe omnímoda, que en la heterogeneidad de la incertidumbre, muestra
valor, calidez y compasión a los deseos puros del alma.
Llovió para
reírse a carcajadas. Mojarse. Disfrutar. Casi arruino el momento queriendo
filmar una historia para el Instagram, pero recordé que no podía, me robaron
ayer el celular. Y yo me guardé este momento en mi corazón.
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