jueves, 27 de agosto de 2015

Universo

Cierro los ojos,
me inquieto pensando en vos,
hace rato no me pasa.
Quedarme un poco tonta.

Sin embargo, 
son cuentos de hadas los que prefiero yo.

Necesito letras para componer,
no me puedo dispersar,
pero estas en mi mente.

Y cierro los ojos hoy,
me inquieta pensar en vos,
me siento como en la primaria.
Me gusta volver a jugar.

Hace ya un tiempo que, 
lo trato de intentar.

No fueron solo sueños los que tuve,
hoy forman parte de mi realidad,
también justifican mis formas
de este mundo caminar.

Si ves en mi defectos 
y los querés cambiar,
no te olvides nunca que son míos
y si cambio el mérito es mío también.

Pero esos defectos son míos 
y lo serán cuando ya no los tenga.

Soy leve solo si lo percibe alguien más
como vos que me dijiste que transmito levedad.
Seguramente soy una burbuja, no me quieras pinchar.
(no te conviene)

El universo obra de manera misteriosa
y a veces provee de formas mágicas,
pero no es estructurado,
aunque le gusta avisar.




De raro amor

Quizás no regalarse y cuidar más el corazón, la escuché decir hablando sola. 
Vestía de invierno exagerado.
Continuó respirando de manera entrecortada y volvió a sonreírme. Sin darme tiempo a devolverle la sonrisa agregó: es la respuesta a tantas noches de soledad en compañía, o simple soledad.
Se quedó mirando el horizonte de lo que teníamos por avenida en el barrio. Cuando me quise dar cuenta ya eran las seis de la tarde. 
La saqué del cuelgue: che nena me tengo que ir. Me agarró del brazo como abrazándome de costado y amablemente siguió caminando para el lado equivocado, le seguí la corriente. 
Continuó hablando: quedó el vaso vacío arriba de una mesa de madera que le da el sol, vacío, pero disfruté vaciarlo ¿sabes?
Me siguió llevando lentamente en la dirección contraria y siguió: tantos errores, ninguna elección, en el haber, más de una cuenta pendiente. Esto último lo dijo mirándome a los ojos seriamente. Nos frenamos, siguió observándome y dijo: cuentas que no voy a pagar mientras quiera ser feliz, sería tan injusto, arrinconarme, hacia lo abstracto del pasado.
Se quedó de nuevo tildada, mirando la nada, aún seguía agarrándome ahora enfrentada a mí. 
Por último dijo: solo veo el vaso vacío, y siento que sacié mi sed. Me volvió a mirar y acercó su boca cómodamente a la mía y me besó de manera inexplicable.

Nunca más la volví a ver pero la amo.

Domingo

Que nada te achique.
La gente que frustra a otro gente demuestra el reflejo de sus propias frustraciones.