Hay cicatrices, algunas ocultas, otras no tanto.
Lagunas mentales de cómo llegaron ahí.
Hay cicatrices que solo yo se que están. Y no recuerdo cómo
se hicieron. Quizás pelando una papa, o rayando una zanahoria.
¿Quién sabe?
¿Y las otras cicatrices? Las que una y otra vez se sienten.
Esas que están por dentro. Queriendo sanar. ¿Se les dice cicatrices si todavía
duelen?
En fin, es una parte más sensible supongo. Dónde ocurrió
algo. Y por ende, está más permeable que otras zonas dónde nada colosal
sucedió. Un pequeño raspón no sensibiliza la piel. Pero otro tipo de golpes sí.
Creo que entender esto objetivamente puede aportar empatía
allí dónde quizás cuesta. Hacia el otro, y hacia mi misma también.
A veces siento que soy implacable. Pero si pudieran ver el
mapa interior de mis cicatrices, quizás y solo tal vez, me entenderían.
Quiero entender también a los demás.
Por ahora, intentando.
Es un día más.
Es domingo.
Y así está bien.