sábado, 30 de noviembre de 2024

Hoy 3

Hoy lloré pensando en esa noche con él. 

La de antes de viajar. La que hicimos el amor toda la noche. Pero en realidad: cogimos.

Lloré porque me dolió todo el después.

Lloré porque sé que nada fue real. 

Quizás lloré también por el fracaso que confluyó en el río del desenlace de mi fin de año.

Se empaña el vidrio de los ojos otra vez porque escribo al respecto. 

Se empaña un poco esta tarde temprana. 

Y vuelvo a creer que todo es posible. 

Hoy, todo es posible.

Que ganas

Me despediste y ni siquiera tenía el trabajo.

Las conclusiones que saqué me las quedé abajo del brazo y por más que intenté todo fue a parar al un bote de basura con título únicamente de fracaso.

Pero dicen que de los errores se aprende y yo solo aprendí a doler.

Quizás esta vez sea diferente.

Quizás esta vez aprenda a quererme como se debe.

Como corresponde: quererme.

No ser agente de nadie, y menos del de abajo.

Deseándole el bien a los humanos.

Porque aprendí de una vez que lo de mandar luz es soltar el enojo y desear el bien para poder volver a mí sin resentimientos y sin hacer de cuenta que, ni seguir juegos ajenos que no se sus reglas ni entretenimiento.

Nada de eso.

Absolutamente nada.

Solo el bien.

Solo el bien mi amor.

Solo el bien mamá.

Papá.

Hermanos y hermanas.

Amigos y amigas.

Gente que crucé una vez.

Aquellos que veo a diario y saben que soy simple.

Que ganas de ser simple y feliz.

Que ganas de tener un amor.

Un gran amor.

Además de ese que siento por Dios.

Por el arte.

Por mi misma.

Que ganas.

martes, 26 de noviembre de 2024

Domingo 4

Un día bajón. De a momentos saliendo a la superficie. Pero pesadumbres del alma como otros días tan angustiantes que no puedo describirlo. Llanto inconsolable, ego herido… es el ego.

¿Qué más sería sino?

Insoportable se vuelve, esta situación, de mendigar amor. Hoy fue la charla esclarecedora, arrolladora, hiriente a más no poder ¿Por dónde empezar? No puedo ni empezar. Porque quisiera que no fuera real. Me envuelve el vaivén de tristeza como oleadas nuevamente de izquierda a derecha del corazón.

Hay luz aún, hay luz aún en mí. 

Puedo distinguir aún el susurro de  mi Dios adentro mío, el espíritu me habla, me observa, me pide que no baje los brazos. 

Hay luz todavía en mí. 

Como un colador quisiera filtrar las palabras que tanto me perturban y atormentan. Pero es seguir atando la venda, fuerte. Para que no se caiga. Solo que la venda no existe, solo era yo apretando los ojos para no ver. Y hoy el día caluroso, repleto de sudor me obligó a abrirlos. Quisiera volver el tiempo atrás. Quizás nunca haberte conocido. No interponerme. Entre vos ni nada, ni nadie, absolutamente nada ni nadie. Nada ni nadie. Nadie. Como yo, que así me siento: nadie. Nada. 

Sé que hay luz en mí. Todavía hay luz en mí. 

Hoy fue fatal. Otra vez los ojos hinchados de llorar. Otra vez se aprieta el corazón de dolor. Otra vez queriendo volar lejos, a otro mundo. Irme, irme de todas las mentes y de todos los corazones. Irme a Dios. Solo a Dios. A esa luz, que aún hay en mí. 

Sé que hay luz todavía en mí, todavía hay luz en mí. 

No iba a escribir, pensando y pensando, doliendo y doliendo, sufriendo el pensamiento y el corazón agrietado como una roca antigua en el desierto expuesta a toda la erosión y a todo el calor y a todo el frío. De vez en cuando sirviendo de asiento para algún caminante al pasar. De vez en cuando dando sombra a algún animal agobiado. De vez en cuando solo siendo, esperando la erosión final hasta por fin: desaparecer. 

Pero hay luz en mí, todavía hay luz en mí. 

Nunca me sentí tan insignificante, tan nada. Tan estúpida, desdichada. Abro los ojos y vivo. Pero hoy fue el tope, y la ignorancia llegó a su fin ¿Fue amor? ¿es amor? ¿qué es el amor? ¿esto? yo no lo siento. Madura me dijo. Madura Gabriela. Madura. Madura ¿Acaso estoy verde? ¿puede ser que siga verde? Puede ser. Al fin y al cabo, hasta yo me aburrí de mí, porque no iba a aburrirse el también. Que loser. Esa es la palabra: loser ¿por qué me encontré con él? ¿para esto? Me dijo que hice lindas canciones. Pero las sacrificaría para no estar tan triste. Lo que daría por sentirme feliz. Lo que daría por sentirme plena, llena. Y dejar de agotar el vacio que me dejan las lágrimas que te entrego. Pedí fervientemente a mi ser: amabilidad. Cuanto más triste esté más amable conmigo voy a ser. Lo admití, lo sugerí, lo acepté y lo puse en práctica. Eso no evitó que cada vez que me doy cuenta el nudo sigue en la garganta como una extensión desde mi pecho, es la angustia que vive ahí y no se quiere ir. Quiero que se vaya. Para siempre. 

¡Andate!! Andate!!Andate! ¡Fuera! ¡Vos! ¡Todos los que me juzgan! ¡Fuera! ¡Los que empujan en la calle! ¡Fuera! ¡Los que no piden permiso y miran con cara de culo! ¡Fuera! ¡Los que hablan mal de aquellos que aman! Fuera los que no aman, los que roban, los que matan. Fuera los falsos, los aduladores y cretinos. Fuera los que te chupan la energía y después ya no les servís. ¡Fuera! Sobre todo, fuera de acá a la angustia que vive en mí. Porque hay luz y necesita espacio. 

Hay luz todavía. Todavía hay luz en mí.

El amor 18

A la superficie o en el fondo

Cuando venimos o nos vamos

Saliendo o entrando

Despiertos o dormidos

Buenos o malos

Valientes o temerosos

En fin

Todos queremos ser amados.

sábado, 16 de noviembre de 2024

Esto es un guión?

¿Cómo puedo hacer para entenderlos?

Para entrar en alguna mente.

¿Qué más queda?

Al final solo vendrá el recuerdo de la infancia.

Prevalecerá indisoluble en mi memoria de anciana, ¿Quién sabe? Si llego.

El nudo en la garganta se hace protagonista por no sé cuantas veces ya perdí la cuenta, quizás fueron pocas, pero a lo largo de la semana se juntaron algunos nudos más. Y ahí tenes para sumar. Me hago un collar.

Hoy me pusiste límites, abruptamente. De mierda los limites. Pero límites al fin. Cuando llegan los límites de mierda el orgullo es el primer soldado que sale a combatir. Para terminar rendido, ridiculizado, pidiendo perdón, por favor no me cortes el teléfono. No me cortes. 

Me cortó.

Lo volví a llamar.

Esta sequedad en mi boca, en mi garganta. 

Este fin de año inherente a la ruleta que habita la montaña rusa de la vida y sus apuestas. 

Se sortean destinos. 

Ninguno controlable ni maleable. 

De forma cierta en su testimonio, una forma que se moldea a sí misma y nunca más vuelve a repetirse. 

¿Qué veo cuando me veo? 

¿Qué ves cuando me ves? ¿o cuando te veo?

Confusión. Loop. Que se yo.

No debí escribirle. Quedó en llamar y no lo hizo y lo reclame. Y fue una charla patética. Lo fue.

Esta todo podrido.

¿Para qué mierda le hable hoy?

¿Para qué mierda?

Para eso: la mierda.

¿Qué hago mendigando amor? ¿me queres decir que mierda hago mendigando amor? ¿Qué no sufra me dice? Qué envidia mi libertad. Ja

Si.

No sabes.

Cuanta libertad tengo.

Aprisionada en esta mente, con estos condicionamientos de mierda.

Ya no sé quién soy. Ni quien sos vos.

Tenes razón, no te conozco y no me conoces. Y por como viene la mano, nunca nos vamos a conocer.


Wet velvet

¿Y si solo tengo este enojo?

¿Y si es todo lo que soy?

Esta locura.

Intermitente.

Luego permanece.

Y permanece.

Y abrazo la soledad.

Como tantos…

Somos tantos…

Se instaló una idea. Sicótica.

Ya no más, por favor.

Quiero que se vaya.

Que deje de permanecer. Para desaparecer de una vez por todas.

Y pensé otra vez: que ridícula soy. Que patética charla. Patética.

Pero no. No soy ridícula. Ni sicótica. No estoy loca.

No soy nada, no soy la charla patética de esta tarde noche.

No soy lo que nos causa mal estar.

Entonces.

¿Quién soy?

¿Quién, me pregunto yo?

¿Yo?

¿Atman?

At man.

Si.

Al hombre.

Hombre.

¿Que ves en mi?

Nada.

¿Todo? ¿Acaso?

¿Algo?

O nada, simplemente nada.

Quizás deba re formular la pregunta.

¿Qué veo cuando me veo? ¿Cuándo me siento viva?

Con un pesar hoy, esta noche y con lágrimas aterciopeladas, que llueven mis ojos me digo, pienso: Dios me ama.

Solo Dios me ama.

Entonces, ya no estoy tan sola ¿no?

Dios está conmigo.

Dios me ama igual, aún cuando pienso que soy ridícula. Aún cuando nada vale nada.

Dios siempre está.

jueves, 14 de noviembre de 2024

La obsesión 3

Suave y abruptamente, así siento que llegó tu vida a la mía. 

Analogía extraña pero cierta. 

Algo en tus ojos, en tu rostro. Lo vi desde el principio, tu mirada me lo dijo y mi corazón en silencio te contestó lo mismo. 

Es que el tiempo nos engaña, nos dispara con ruidos y subtítulos que no nos pertenecen. Al menos no a nuestra película. 

Si discernimos entre el barullo de relleno y lo que verdaderamente dicen nuestras almas, yo creo que podemos llegar a la cumbre del amor más puro. 

Me anima pensar que estas presente y aún sin hablar a veces, yo siento tu amor, como un beso caliente al despertar, luego de una noche de sueños de almíbar. 

Si me esfuerzo un poco, todas las percepciones de mis fuerzas sensoriales recrean la alegría que haces sublimar con tu existencia en mis días, en mi camino, en este andar sin apuro, porque te encontré. O me encontraste. 

Yo buscaba otra cosa. Perdida en un sinfín de lujurias sin fundamento, desamores y descontentos. De no saber. De no querer saber. Luego de pedir saber. Y en ese hueco, en blanco, tu imagen, vos. Tu rostro. 

Sobre todo: tu esplendido ser aniñado y dulce. 

Dulce como un durazno recién caído del árbol, como ese chocolate con avellanas y arándanos que me duró cuatro días. 

Una dulzura que no empalaga, que puedo probar una y otra vez sin cansarme nunca. Así debe ser querer amar. Y yo quiero amarte. 

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Icebarg

Y esta vida que es mía, esta vida que integra cada célula, clonando pensamientos que no sé de donde vienen, ni porque llegaron a mi mente. Como un océano abastecido de mil ríos, que al desembocar olvidan su origen y  se vuelven uno con el océano. Así me pasa cuando me enamoro. Olvido mi origen, quien soy, que quiero, y aprieto el alma para recordarlo. Por eso duele. Y hace días que mi alma quedó trancada en mi garganta y el nudo me dice que tiene algo que gritar. Y vuelvo a recordar que hay que ser inmune a las críticas y a las adulaciones. Solo sirven las palabras de amor. De la verdad que habla a través del amor indisoluble e incondicional. Esa verdad que manifiesta un abrazo sincero de alguien que te ama ¿Cómo se hace cuando pasaste toda una vida necesitando esos abrazos? Supongo que el faltante hizo que todo sea como fue. Que yo sea como soy. Sobre todo cuando me enamoro me extravío de mi misma. Y volver a mi me cuesta más de lo que quisiera. No hay inferencia esta noche. Solo intimidad con mí ser. La mirada externa de quien soy, sintiendo y queriendo vivir en paz. Saturada al colmo de pensamientos y de emociones encuentro descanso en escribir ¿Por qué pienso tan distinto? ¿Por qué a veces me justifico? ¿Por qué debería? Si justamente es eso lo que me hace tan diferente del resto. Tan volada sobre los demás. En definitiva, quien soy, es lo que soy, volada y con estas justificadas maneras que intento explicar flotando en la locura que me caracteriza y no pudiendo siquiera encontrar las palabras que describan lo que es mi mente y mi corazón. Lo que ven, es solo la punta de un icebarg bastante inmenso, colosal y aterrador. Creo que todos tenemos un poco de miedo en explorarnos ¿Quién sabe lo que vamos a encontrar? Hay algunas cosas que una vez desenterradas, no se pueden volver a esconder. 

domingo, 10 de noviembre de 2024

La obsesión 2

Desespero en el juego del amor. 

Me pierdo en pensamientos obsesivos, 

que quiero desterrar y obligar a un exilio permanente e imperecedero. 

Corro tras tus pasos, 

creyendo pisar tus huellas 

y alcanzo a encontrar solo el barro que dejan tus pisadas. 

Siento la injusticia de esta incesante mente pensante y me aferro, 

atenuando el dolor, 

con ganas, 

al pensamiento de que me amas y te amo. 

Inquieta, 

intento seguir con mis días, 

como si no fueras todo lo que abarca mi mente, 

preocupada e inestable, 

como un día soleado que comienza a nublarse. 

Repentina e incuestionablemente caigo en un dilema, 

de hacer impulsivamente algo que llame tu atención, 

pero nada sirve. 

Me niego a controlar esta situación que me es imposible retener siquiera

 y entender aunque sea un algo, 

un poquito, 

un puñado de todo lo que me decís,, 

de lo que vivimos los últimos meses. 

Ya no puedo y me niego a hacerlo, 

solo quiero ser feliz y seguir pensando que me amas y te amo.

jueves, 7 de noviembre de 2024

La obsesión

Cruce de volcanes dentro mío

Sube lava intensamente en un suspiro

Caigo abruptamente en sueño vespertino

Me arrullan sueños que al despertar olvido

 

Cesa la magia de nuestro encuentro

Y busco inspirarme en algo en que escribir

¿Será nuestro aliado el destino?

¿Habrá verdad en lo que viene?

 

Ya no sé ni lo que digo

Miro cielos irreales en instagram

Pienso que te amo y no compartí ni un desayuno con vos

¿Qué estoy haciendo?

 

Puedo hablar de botes y de orillas

De amaneceres y de dioses caprichosos

De tu alma o de tu boca sedienta de mi amor

Pero ¿Qué quiero en verdad? Quiero tu vida.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Domingo 3

Se siguen formando imágenes con la vela derretida.

Tengo la levedad de una hoja y siento que me desprendo de tanto dolor.

Hoy 2

Hoy es lunes 4.

Me reporto desde mi cuarto.

Algo que tengo y que no es poco, un techo, mi alegría por vivir. Habitar los espacios entre segundos, como si una fibra se dispersara y disipara el tiempo y la realidad. Todo se detiene, ¿o se expande?

Logros. Logro ver ¿logro ver?

Quiero, tu boca. O ¿quiero permanecer?

Quién sabe.

¿Lo sabe?

Quién sabe…

Ja.